martes, 15 de noviembre de 2011

CIento diez y ocho

El más pérfido enemigo 
el mejor aliado
el único quiero que mire detrás de la cortina
cuando mis deseos concluyan en algo
Salimos corriendo para ir a caminar
y fue tan poco lo que hablamos
y por cada sorbo, mirando la salida del bar
sintiendo la fuerza siniestra de naturaleza humana
se ancló, comenzó la invasión diaria de los recuerdos 
la ansiedad inevitable de volver a nuestra cárcel
girar la puerta, salir corriendo una vez mas
llegar, volver a la humedad
encontrarla en la cocina 
ella no estaba

el de siempre
el que levanta la cola de mi sombra
me dice: anda a dormir

la encontré en un sueño
pero no estaba en la cocina
era un sueño de naturaleza ordinaria
ahí radica su encanto, una especie de Ilusión 

Y todo vuelve a una normalidad 
una realidad que ni me la creo aunque la compro
está muy barata 
y así, mi mas pérfido enemigo me empuja
en la lucha de hacer lícita la dulzura del vino
retenerla en el recuerdo
juntar valor, retenerla entre sus manos