domingo, 9 de junio de 2013

El cuatro sublevado

En pleno artilugio de su respirar
emánense los verbos sublevados
remolinean en las ásperas piedras
exageran sus valores y ríen de sí mismos

Plegarse sobre lo expresado
Cómo si destilaran los recuerdos
para retorcerse en simulacros
de agonías de Dionisio

De cuatro en cuatro
dividen y mutilan
un todo nebuloso
separan matas en la tierra blanda
                                   en los cercanos recuerdos

La copa de palabras se ha volcado
que sobre tela seca aun respiran
ellas, kamikazes
puede dar muerte o nacimiento






Del árbol al pájaro de fuego

¿Cómo creer en su muerte?
sí al colapsar su copa estalló en luz rojiza
y el aire se ablandó
las aguas internas estallaron
en vapor dulce y lombrices cocinadas
Se quemó por mirar un trompo feminal sobe las piedras
desde el diván, siendo un voyeur
ocultábase del ojo solar
una piromanía interna agotó el aire
dando vida a un pájaro de fuego
seducido por serpientes rojas y pardas
Del árbol al pájaro de fuego
de la proximidad del barro
a la imagen de un bosque cocinado
que congrega sobre su éter
aves caprichosas
violáceas, verdosas , naranjas y amarillas
fermenta el bosque y nace el vino de las aves.


sábado, 1 de junio de 2013

Quién era ella




         Por azar, o eso que se dice destino llegué mas temprano a casa, debido a que de forma inexplicable ese jueves a la tarde había un tráfico propio de un pueblo del interior en un día domingo, la ciudad cosmopolita se las traía de una tranquilidad sospechosa o, -pensaba yo- de una serie de sorpresas extravagantes. Llevaba entre mis manos las bolsas con las cosas para una cena entre nosotros, tan buscada y postergada que cada cosa que cargaba entre mis manos se traducía en su mirada. Entré al living, ella no estaba, entré a la cocina, dejé las cosas sobre la mesa, ella no estaba en la cocina, siento música que viene del pasillo a los dormitorios, con las manos vacías y mi mente llena de ansiedad recorro el pasillo vacío, abro la puerta de nuestro dormitorio, ella no estaba. Pero tras esa ventana de la habitación que daba al patio del fondo, difusa por el mosquitero veo su figura danzando, con la luz tenue de la lámpara que se mese entre su cuerpo. Le grito, ella no responde, salgo de la pieza, vuelvo al pasillo y salgo al patio, ella: danza con una música tan familiar para mi que en ese momento me resultó desconocida, ella danzaba, tenía una mirada hacia adentro aunque sus ojos parecían mirar todo y no mirar nada, se movía con la sutileza de una serpiente o como si fuera un invertebrado o criatura no estrictamente humana y sin embargo muy hermosa y muy distante al mismo tiempo, sentí que por vez primera que era ella, ella, que no estaba para mí, ella no estaba, había entre nosotros una separación abismal donde por mas que yo gritara palabras, alaridos, ofensas, gritos desesperados o amorosos ella nos respondería por que no se puede ignorar lo que no existe. Ella danzaba sin parar en una circunferencia del suelo muy pequeña y yo sentado tras varios minutos y horas entendí que ella ya no era. Ahora no sé si ella no estaba, o si en su danza era la única y real presencia, pero esa presencia inspiraba miedo y tuve una reminiscencia a mi niñez, cuando por vez primera vi un perro nocturno con ojos brillantes aullando, sin saber él que estaba yo detrás contemplando a través del reflejo del espejo de una auto sus ojos brillantes y el vapor de su hocico. Ese recuerdo me llevó a la cama a querer dormir, al otro día amanecí con ella entre mis brazos, con la normalidad de todos los días, con el tráfico corriente propio de una ciudad cosmopolita. Pasaron pocos días desde que sucedió ese fenómeno, ese no sé qué, esa escena del baile en el patio de casa, pasaron pocos días y le pedí que nos separemos y así fue, no sin ella sorprenderse, y yo sin explicarle a ella, por supuesto, mis motivaciones infantiles para no estar más con ella, aduciendo los motivos más corrientes que se dan en separaciones. Ella ya había dejado de estar, esa tarde de tranquilidad, pero todavía no logro estar seguro de eso, y ya no sé si me importa mucho saber si ella estaba o si ella no era.




viernes, 31 de mayo de 2013

Desmesuradas ansiedades

Si pudiera calcular la obertura de los párpados
un entreabierto perfecto
que sometiera tu imagen
a una difusión sutil por las pestañas
y la mermada luz sobre tu semblante
que me amenace y me consuele
a correr o a quedarme
Si pudiera interponer una cortina
entre nos
en un campo sin brisa
palparte a través de ella
e imaginar colores según texturas
que dibujan y desdibujan sobre mis yemas y falanges
e irritan la imaginación de mis palmas
caprichosas de consuelos
Si calculara la mesura de todo esto
si supiera hasta donde llegan estas sogas
dejaría de hacer esto ya mismo
pero el no saber nada invade mis dedos
que someten su ritmo a la memoria
a los claros oscuros del pasado
anacrónico, reciente, arcano, evidente
huérfano del tiempo y el espacio
no quiero medir la distancia del deseo
ni enseñar todo, ni mostrar poco

Mañana espero en la neblina
o en la humareda de velas apagadas
un semblante que recapitule la semana
un acordeón a la distancia
o un apagón y carcajadas

miércoles, 29 de mayo de 2013

Poema para tres


Rezar puede quemar
acto de fé
consagración de la basura urbana
que hoy fue vida
en la duración de un corto caminar
los tengo todos reunidos
desde armar el mate hasta buscar a los cuerpos duros
hoy se canaliza lo privado, lo solitario
y ya no se cuida
Los tintos desniveles
cuerpos texturados me arrastra
¿Qué puedo esperar del espacio?

domingo, 26 de mayo de 2013

Adoquines de noche

En ese instante miré hacia atrás
y en esa calle reinó la soledad
centenares de adoquines
respiraron paz
el caucho y el humo dejaron de violarlos
por vez primera para mí y para ellos
el nocturno éter se nos reveló
respiramos la húmeda revelación de un instante inesperado
las hormigas dejaron su trabajo
la puta de la esquina encontró una paz que el cigarrillo no le daba
éramos todo y eramos uno
Todo lo que era tal ya no era
el humano en mí dejó de ser una íntima soledad
la piedra dejó de ser adoquín
la mujer dejó de la esquina ser una mercancía
las hormigas dejaron de ser obreras
Era un instante sin lugar en este tiempo
era un espacio sin dirección
Éramos


Ondulación

Se han terminado las baldosas
un paso mas
y serás incertidumbre
el fin de las garantías

No interrumpas ese abismo
ese instante de pánico
aunque desmayado siempre caerás hacia adelante
te desprenderás de enano pesado y tosco
que en el lecho húmedo y viejo de  tus hombros duerme
entrarás al bosque del fauno
y treparás en las lianas con la liviandad de una avispa
fecundará la lluvia tu tierra seca

Observa tu rostro como se deforma en al agua agitada
imita su danza
muévete por siempre

Y no olvides que dormir
no es quedarse quieto
¿Quién si no, interpretará los sueños?
Poeta y lascivo de las flores y las aguas
de la noche y las cuerdas
Nunca impidas que respiren en tu nuca







Sobre las aguas

Parado en la piedra del amanecer eterno
yo fijaba mi mirada en el epicentro de tu danza acuática
nadabas en un lago de serpientes
al son de Ludwig Van
mi roca cada vez mas chica
la corriente cada vez más fuerte
el agua cortaba mis pies
y las uñas se me desprendían
pero con la tranquilidad relativa
de saber que no hay otro final si no el desastre

Ya no queda lugar donde tallar otra vez tu nombre
y siempre es legal escribir encima
ya mis brazos se disolvieron en la espuma del éter nocturno
mis piernas quedaron undidas en el fango
mi tórax alimenta los intestinos de la gigante ave de rapiña
mi cabeza en un frasco
adorna el sótano de mi mejor enemigo

Pero mis ojos siguen en pie
saltando en la pequeña roca
a la son de Ludwig Van
te admiran
te vigilan
te ríen
te lloran
te admiran, te admiran

La música y el baile llegan a un final que no quiere terminar nunca
los instrumentos se tocan solos en el bosque
que se instalaron a un costado del mar
se congregan en auspicio de una fuerza oculta
invisible para el cosmos
pero tan real para mis ojos
como los es tu danza

Estallan las aguas por cada movimiento
la bruma se revuelve el la tormenta de las trompetas
danzas cada vez más ligero
no logro discernir tus piernas del Allegro
ya no puedo razonar
te admiro
te vigilo
te río
te lloro
te admiro, te admiro

Adoración a la tierra



Ya no sé si me gusta tanto
pre visualizar la luz del día que se viene
Pediría un consejo a la tierra húmeda y blanda
apoyaría mi cara rígida sobre ella
sentiría marchar a las obreras
solaparía mi oreja al techo de los gusanos
escucharía atento su sabiduría
húmeda y fría
la tierra
en su vida plenitud y oscuridad
donde la vibración mecánica es la única claridad
de la tierra que nunca calla
movimiento sutiles, los hay
Cómo el suspiro, pequeño
en el acto de amor de un coito inapropiado
Ahora puedo decir qué
el consejo fue recibido
y acto pagano de recostar mis cachetes en el suelo
fue consumado
al final no llego a recordar una sola palabra
es como sí los símbolos
fermentaran
y en su alcohol pegajoso
me perdiera
y solo recordara de la tierra
su canción, mi accidente
Ya no sé si me gusta tanto
pre visualizar la luz del día que se viene