Si pudiera calcular la obertura de los párpados
un entreabierto perfecto
que sometiera tu imagen
a una difusión sutil por las pestañas
y la mermada luz sobre tu semblante
que me amenace y me consuele
a correr o a quedarme
Si pudiera interponer una cortina
entre nos
en un campo sin brisa
palparte a través de ella
e imaginar colores según texturas
que dibujan y desdibujan sobre mis yemas y falanges
e irritan la imaginación de mis palmas
caprichosas de consuelos
Si calculara la mesura de todo esto
si supiera hasta donde llegan estas sogas
dejaría de hacer esto ya mismo
pero el no saber nada invade mis dedos
que someten su ritmo a la memoria
a los claros oscuros del pasado
anacrónico, reciente, arcano, evidente
huérfano del tiempo y el espacio
no quiero medir la distancia del deseo
ni enseñar todo, ni mostrar poco
Mañana espero en la neblina
o en la humareda de velas apagadas
un semblante que recapitule la semana
un acordeón a la distancia
o un apagón y carcajadas
Sin embargo, a pesar de todo existen las tinieblas y el alma del hombre es triste. Infinitamente triste. Mas la vida no puede ser así. Un sentimiento interno me dice que la vida no debe ser así. Si yo descubriera la particularidad de por qué la vida no puede ser así, me pincharía, y como un globo me desinflaría de todo este viento de mentira y quedaría de mi apariencia actual un hombre flamante, fuerte como uno de los primeros dioses que animaron la creación. Roberto Arlt,"Los siete locos" 1929
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