En ese instante miré hacia atrás
y en esa calle reinó la soledad
centenares de adoquines
respiraron paz
el caucho y el humo dejaron de violarlos
por vez primera para mí y para ellos
el nocturno éter se nos reveló
respiramos la húmeda revelación de un instante inesperado
las hormigas dejaron su trabajo
la puta de la esquina encontró una paz que el cigarrillo no le daba
éramos todo y eramos uno
Todo lo que era tal ya no era
el humano en mí dejó de ser una íntima soledad
la piedra dejó de ser adoquín
la mujer dejó de la esquina ser una mercancía
las hormigas dejaron de ser obreras
Era un instante sin lugar en este tiempo
era un espacio sin dirección
Éramos
Sin embargo, a pesar de todo existen las tinieblas y el alma del hombre es triste. Infinitamente triste. Mas la vida no puede ser así. Un sentimiento interno me dice que la vida no debe ser así. Si yo descubriera la particularidad de por qué la vida no puede ser así, me pincharía, y como un globo me desinflaría de todo este viento de mentira y quedaría de mi apariencia actual un hombre flamante, fuerte como uno de los primeros dioses que animaron la creación. Roberto Arlt,"Los siete locos" 1929
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